En resumidas cuentas, en esta amalgama de uniformidad en que nos empeñamos en meter con calzador a los niños, de forzar la igualdad entre hijos y padres borrando fronteras entre las generaciones, despreciando las actividades lúdicas espontáneas, empecinados en programar esclavizando tiempo de ocio, con este afán de suprimir los brotes de creatividad y genialidad de los hijos y alumnos... estamos matando al niño. Quizá no nos demos cuenta; pero, ahora, con urgencia, es momento de reflexionar y buscar soluciones a esta impune masacre. No nos autodisculpemos con aquello de que “entre todos lo mataron y el solito se murió”.
Para qué adquirir una olla a presión para el laboratorio
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*10 de setiembre de 2015*
Consulta a Cecilia, microbióloga
Yo ¿Qué pasaría si no tengo olla a presión y simplemente lavo bien con
hipoclorito los frascos...
Hace 7 años
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