Para poder jugar a lo largo de toda la vida,
deberemos disfrutar juntos jugando.
Nuestros hijos nos perciben, lo mismo que nosotros a ellos
y nos sentirán disfrutando a su lado.
La capacidad de disfrute que nosotros tengamos,
también favorecerá a que en ellos se desarrolle una capacidad lúdica y de disfrute ante la vida,
lo que sin duda ayudará a que sean más felices.
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