Los niños cuando juegan, imitan escenas de la vida cotidiana. La manera de aprender de los niños es a través de la imitación: andar, hablar, pensar, su relación con los otros seres humanos, su relación con el entorno, etc. Todo depende de lo que hacemos y, especialmente, de cómo lo hacemos los adultos que les rodeamos.
El hecho de que el niño aprenda a través de la imitación tiene como consecuencia que el adulto debe comportarse de un modo digno de imitar. Se podría tomar incluso tanta conciencia de ello que, con el tiempo, el adulto fuera capaz de guiar al niño a través de la imitación en lugar de explicaciones y de prohibiciones. Este cambio de actitudes sería muy aconsejable, ya que las acciones que imitan los niños están dirigidas al razonamiento del niño y éste se desarrolla paulatinamente.
Los adultos quieren adoctrinar conforme a su conciencia más desarrollada y, por ello, les resulta mucho más fácil explicar los conceptos, pues actuar dando ejemplo les exige autodisciplina.
El hecho de que el niño aprenda a través de la imitación tiene como consecuencia que el adulto debe comportarse de un modo digno de imitar. Se podría tomar incluso tanta conciencia de ello que, con el tiempo, el adulto fuera capaz de guiar al niño a través de la imitación en lugar de explicaciones y de prohibiciones. Este cambio de actitudes sería muy aconsejable, ya que las acciones que imitan los niños están dirigidas al razonamiento del niño y éste se desarrolla paulatinamente.
Los adultos quieren adoctrinar conforme a su conciencia más desarrollada y, por ello, les resulta mucho más fácil explicar los conceptos, pues actuar dando ejemplo les exige autodisciplina.
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